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Tuesday 23 March 2010

Mi regalo de cumpleaños

Yo si venía pidiéndole al universo una bicicleta desde hace algún tiempo pero nunca me imaginé que la recibiría de cumpleaños ni mucho menos que incluyera la oportunidad de aprender a repararla. Mi bicicleta “nueva” se encontraba abandonada, triste y oxidada esperándome en la entrada de un callejón. Cuando la vi me di cuenta que mi deseo había sido concedido: el marco que quería y la altura perfecta -todo lo demás necesita una mano.



Y es que los regalos no siempre llegan con bombos y platillos o anunciados a todo pulmón por el mensajero de turno. A veces vienen ocultos entre situaciones dolorosas, teñidos de sacrificio o de incertidumbre; otras veces llegan en momentos a simple vista “inoportunos” e incluso a veces los tenemos que salir a buscar. Y
como no les vemos forma de regalo (en caja con moño y tarjeta), se nos olvida que los habíamos estado pidiendo consciente o inconscientemente. A veces llegan en forma de libro, de recuerdo, de poema, de encuentro, de foto, de trancón, de pérdida, de nacimiento, de silencio, de despedida, de ritual. Llegan durante un sueño, una entrevista, una canción, una discusión, un atardecer, una visita… pero nosotros nos ocupamos lo suficiente para dejarlos pasar de largo. Nos empeñamos en prestarle más atención al pasado y al futuro y perdemos de vista la abundancia con la que nos colma la vida. Perdemos oportunidades de reírnos de nosotros mismos, de amar, de hacer el ridículo, de disfrazarnos, de declararnos, de sorprendernos, de bailar y de cantar aunque ni bailemos ni cantemos. Cargamos con pesos que ya no deseamos pero a los que nos hemos acostumbrado. Nos la pasamos pisando seguro por temor al temor mismo sin darnos cuenta que lo que nos asusta es nuestra propia sombra.

Pero afortunadamente la vida es generosa y día tras día nos da la oportunidad de reconocer sus regalos que a veces llegan para ser compartidos o a través de un mensajero inesperado como el homeless (sin hogar) que me ofreció una galleta de chocolate a cambio de unos de los racimos de bananos que estaba rescatando (no de las fauces de un dragón sino del basurero de un supermercado). Este hombre, que sólo poseía lo que llevaba en su morral me ofrecía algo suyo a cambio de lo que ni siquiera era oficialmente mío. Le acepté la galleta, me ayudó a montar la caja de frutas rescatadas (bananos, uvas, manzanas, naranjas, ciruelas) en mi bici y se despidió con una sonrisa de oreja a oreja deseándome suerte.



Misión rescate 1


Misión rescate 2


Ese es el tipo de gente que mencioné en mi entrada anterior, gente que comparte hasta lo que no le sobra. Llegué a casa feliz con un botín de comida rescatada y el recuerdo de una sonrisa sincera para toparme con más gente maravillosa. Myriam y Nunila nos tienen un regalito -para aquellas cenicientas que no queremos comer perdices- con un final feliz que no depende de besar sapos, ni de príncipes de alto turmequé, ni de noches de gala perdiendo zapatos, ni de pajaritos que ayudan a hacer los deberes domésticos. Lo pueden descargar aquí (los cenicientos también pueden echarle una miradita para ver si balanceamos un tris nuestro inconsciente colectivo masculino).

Adelante,
Calu

PD1. El sábado salimos para Bélgica a intentar hacernos entender con señas porque para donde vamos sólo hablan francés, holandés y “flemish”. Ya les compartiré mis aventuras que incluirán aventones –no de bruces sino en carro-, rescatadas de comida y acampada libre –sin permiso y sin que nos vean.


PD2. Haber empezado un blog me ha dado la sensación de que hay cientos de lectores ávidos esperando mi próxima entrada y esto me ha motivado a seguir escribiendo, de manera que sería muy inspirador saber si hay algún humano leyendo estas líneas –seres de otro planeta favor abstenerse a dejar sus comentarios porque muy seguramente no los vamos a entender.


Uno de los postres que hice con la fruta rescatada

2 comments:

  1. Hola, soy un ser de otro planeta, que te sigue hace mucho tiempo, que se queda alucinada con tus experiencias y con la manera tan singular que tienes de plasmarlas y compatirlas. Espero haber sido clara en este lenguaje terrestre.
    Que maravilla el tema de los regalos, como siempre el mejor regalo que hay en tus escritos es la reflexion en la que me dejas inmersa
    Lumediana

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  2. Hola Claudia, yo si que espero con impaciencia la narracion de tus aventuras, me parecen fenomenales, por favor sigue contandolas.
    att. Willy, el extraterrestre...

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