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Thursday 22 July 2010

Mi primer aniversario como autodesempleada (pitos, flautas y cornetas como dice Luz)


Hace un año me estaba desprendiendo de todo aquello que me daba seguridad; cambiaba mi salario, mi horario de trabajo y mi oficina por "unos fríjoles mágicos" llamados sostenibilidad, postmaterialismo y permacultura. De los fríjoles no brotó el árbol que me llevaría al cielo en busca de la gallina de los huevos de oro como narra la fábula, pero si brotaron oportunidades que me llevaron a conocer personas especiales (la prostituta, el mendigo y el ladrón) y lugares maravillosos. Desprendiéndome de lo conocido descubrí un mundo diferente; experimenté estilos de vida anti-sistema y economías alternativas en donde los seres humanos no estamos catalogados según nuestro historial crediticio.

Hace un año me lanzaba al abismo de lo desconocido confiando en que me nacerían alas en el camino hacia el fondo. Puse “mis cartas sobre la mesa” y me enfrenté a cada uno de mis miedos para darme cuenta que la mayoría eran sombras que yo proyectaba.

“El precio de la libertad es la inseguridad, pero la seguridad es usualmente una ilusión”. Y cuando la seguridad no depende de un préstamo, de un puesto de trabajo o de la aceptación social empezamos a darnos cuenta que depende de nosotros mismos, de la forma como vemos la vida, como percibimos el mundo. De ahí que si sólo estamos consumiendo la información que nos ofrece el sistema a través de los medios de comunicación tradicionales terminamos por creernos su versión; la que nos habla de crisis, de inseguridad, de corrupción, de hambrunas, de escasez, de enfermedad, de guerras; de la necesidad de protegernos porque el enemigo está a la vuelta de la esquina; de inmigrantes colapsando las ya fracturadas economías nacionales y fanáticos religiosos en busca del siguiente blanco; de adolescentes criminales esperándonos en las esquinas y estafadores informáticos tratando de robarnos nuestra identidad. Y no me alargo más porque esta cara de la moneda –o de las noticias- ya la conocemos todos de memoria. Nos hemos expuesto al peligro del que habla Chimamanda Adichie en su video “The danger of a single story” y muchos han caído al aceptar la versión “oficial”, la que escriben los “ganadores” y se incorpora en los libros de historia.

Sin embargo como la verdad tiene tantas caras como seres humanos siempre han existido individuos y colectivos empeñados en difundir una cara más amable del mundo en la que desconocidos nos tienden la mano, nos ofrecen alojamiento, nos dan un aventón, nos comparten lo suyo; en el que hay diálogos de paz que funcionan, proyectos comunitarios que generan empleo, artículos perdidos que regresan a sus dueños, iniciativas socio-empresariales que reinviertan sus ganancias en la comunidad, barrios de puertas abiertas, free shops (tiendas en las que todo es gratis y funcionan porque hay un flujo constante de voluntarios y donaciones y donde nadie se lleva lo que no necesita realmente); en donde las historias tienen un final feliz porque sus protagonistas irradian bondad y amor, en donde las princesas se salvan solas y a los príncipes les está permitido llorar, en donde la liebre llega a la meta de la mano con la tortuga y la hormiga y la cigarra toman turnos con la guitarra.

Por eso cuando hacemos “dieta de información convencional” empezamos a percibir el mundo de manera diferente; más lleno de luz, más lleno de oportunidades, de gente buena, de regalos, de sorpresas… y entonces encontramos la fuerza para desapegarnos de aquello que nos daba seguridad porque ya no lo necesitamos.

"La vida es muy corta para aprender alemán" dice mi padre, pero también lo es para trabajar en lo que no nos gusta, permanecer en una relación que no nos hace felices, evitar tomar nuestras propias decisiones por no hacerle "daño" a la gente que nos rodea, postergar conversaciones, posponer un cambio, esperar tiempos mejores.

El mejor día para empezar a ser más nosotros y menos “lo que se espera” es hoy. El mejor momento para transformar nuestros obstáculos en oportunidades es ahora.

Adelante,
Calu

PS1. Quisiera agradecer a mi pareja y a mi familia por el apoyo moral que me brindaron durante este tiempo (especialmente cuando estaba bajita de ánimos, cansada, entendiéndome con la policía o viviendo con ratones –de verdad no de plástico). Su presencia fortaleció aún más mis convicciones y me llenó de fuerza para continuar mi búsqueda. De manera que con agua de la llave brindemos porque el triunfo es de todos (el agua embotellada es un monopolio con un alto impacto social y ambiental). Salud! Por la libertad!

PS2. Este certificado me acredita como copropietaria -junto a miles de personas- de un pedazo de tierra en la mitad del proyecto de expansión del aeropuerto Heathrow en Londres. El proyecto fue aplazado indefinidamente. En el futuro tendrán que consultar con los dueños del terreno para llevar a cabo cualquier tipo de construcción.